Qué es la disfonía, qué tipos hay y cómo abordarla en clase
La voz es un elemento muy importante en la comunicación. Muchas veces, si estamos roncos, o sentimos que nos falta la voz, nos sentimos inseguros, incómodos o molestos a la hora de entablar una conversación, por ejemplo.
La disfonía es un término médico que se refiere a una alteración en la voz que se ve reflejada en la calidad, fuerza o tono de la voz, haciendo que esta pueda sonar ronca, débil, dificultades para emitir sonidos o incluso la pérdida de esta.
Aunque son muchos adultos quienes la padecen por diversas causas, la disfonía puede aparecer en edades tempranas y dificultar el proceso de aprendizaje de los alumnos.
Hoy, en el blog, te explicamos qué es la disfonía, qué tipos hay y cómo podemos abordarla en clase.
Qué es la disfonía
Como hemos dicho, la disfonía hace referencia a una alteración en la producción de la voz. De forma común, nosotros la denominamos como “ronquera”, aunque este es tan sólo uno de sus síntomas más frecuentes, entre los que podemos destacar:
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Ronquera. Como hemos dicho es el síntoma más común, a través del cual la voz suena áspera, rasposa o entrecortada.
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Fatiga vocal. Puede incluir dolor, ardor o incomodidad en la garganta.
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Pérdida de voz. En algunos casos, la voz puede desaparecer por completo.
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Dificultad para hablar, pronunciar palabras o debilidad en la voz.
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Cambios en la calidad de la voz haciendo que esta suene nasal o temblorosa.
¿Cuáles son las causas de la disfonía?
Esta alteración puede ser causada por diferentes factores, que pueden ser temporales o más graves, como por ejemplo:
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Enfermedades o infecciones respiratorias. Un simple resfriado, una gripe o la laringitis, pueden inflamar las cuerdas vocales y provocar disfonía.
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Alergias. Las alergias pueden inflamar las vías respiratorias y las cuerdas vocales, haciendo que afecte a la calidad de la voz.
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Trastornos neurológicos. Algunos de estos trastornos, como el Parkinson o un ictus, pueden también provocar disfonía.
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Lesiones o traumatismos. Lesiones en la garganta o cuerdas vocales, que pueden ser causadas por accidente o cirugía,
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Tumores. Los tumores en la garganta, especialmente si se desarrollan en etapas avanzadas.
* Fumar, por ejemplo, puede irritar las cuerdas vocales y aumentar el riesgo de cáncer de laringe, lo que puede provocar disfonía.
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Abuso de la voz. Utilizar la voz en exceso o se emplean técnicas vocales inadecuadas, puede provocar fatiga vocal y alteraciones en la calidad de la voz.
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Problemas psicológicos, como estrés, ansiedad o depresión.
Según su causa, esta afección puede presentarse de forma ocasional o de forma permanente.
¿Qué tipos de disfonía hay?
Ahora sabemos ya qué es la disfonía. No obstante, no todas las disfonías son iguales. Y es que, en consonancia con lo que hemos hablado en puntos anteriores, según su causa o sus síntomas, existen diferentes tipos de disfonía. Estos son los tipos de disfonía más comunes:
Disfonía funcional
La disfonía funcional se produce cuando hay un problema en la forma en que se utiliza la voz, como el abuso vocal, o el uso incorrecto de las técnicas vocales. Normalmente, este tipo de disfonía es temporal y suele mejorar con terapia de voz.
Disfonía orgánica
La disfonía orgánica se produce cuando hay un problema físico en las cuerdas vocales o en la laringe, como por ejemplo un nódulo, un pólipo o una parálisis de las cuerdas vocales. Este tipo de disfonía suele requerir tratamiento médico o, incluso, quirúrgico.
Disfonía psicógena
La disfonía psicógena se produce por factores emocionales o psicológicos, como el estrés o la ansiedad. Este tipo de disfonía puede ser temporal o, a veces, crónica. Suele requerir tratamiento psicológico.
Disfonía espasmódica
La disfonía espasmódica se produce cuando los músculos de las cuerdas vocales se contraen de forma involuntaria, lo que puede provocar alteraciones en la calidad de la voz. Este tipo de disfonía suele ser crónica y para intentar mejorar la calidad de la voz todo lo posible, se trata con terapia de voz, medicamentos o cirugía.
Disfonía por enfermedades neurológicas
Tal y como hemos dicho antes, algunas enfermedades neurológicas, como la enfermedad de Parkinson o el accidente cerebrovascular, pueden provocar disfonía debido a la afectación de los nervios que controlan las cuerdas vocales.
Cada tipo de disfonía, puede requerir un enfoque de tratamiento diferente. El médico o especialista en otorrinolaringología es el encargado de realizar un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
La disfonía infantil
La disfonía infantil es la presentación de esta afección en edades tempranas. La mayoría de las causas de por qué aparece este tipo de alteración de la voz en los más pequeños, son similares a las que hemos hablado antes: desde infecciones respiratorias, a un uso excesivo de la voz, pasando por alergias, entre otros.
La disfonía infantil puede ser una preocupación para padres y profesores, ya que, como hemos dicho, la voz es un elemento clave en el proceso de comunicación y una alteración de esta, puede afectar el bienestar emocional del niño.
Es importante que, si se observa alguna alteración en la voz en el menor, se acuda al especialista o logopeda para obtener un diagnóstico preciso, determinar la causa de la disfonía y encontrar un tratamiento individualizado.
Cómo abordar la disfonía infantil en clase
Como hemos dicho, la voz es clave para comunicarnos. La comunicación es muy importante en el proceso de enseñanza-aprendizaje, por ende, la disfonía infantil puede afectar al rendimiento escolar del niño y es importante abordarla correctamente en el ambiente escolar.
Algunas formas en que se puede abordar la disfonía infantil en clase son las siguientes:
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Fomentar el descanso vocal. Se debe limitar el uso excesivo de la voz, los gritos y permitir pausas frecuentes al menor para que pueda recuperarse.
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Usar micrófonos. En algunos casos, se puede ayudar al niño facilitando un micrófono para amplificar su voz en clase para evitar un mayor refuerzo y mejorar la comprensión auditiva.
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Fomentar el uso de técnicas de voz y respiración. Este tipo de técnicas pueden ser beneficiosas para mejorar la calidad vocal del niño o niña y prevenir la fatiga vocal. Se utilizan, por ejemplo, ejercicios de respiración y vocalización.
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Adaptar las actividades. Debemos intentar evitar el uso excesivo de la voz del infante, por lo que es importante adaptar las actividades en clase que fomenten la comunicación no verbal, como el dibujo o la escritura, o incluir actividades de grupo para reducir la necesidad de hablar constantemente.
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Comunicarse con los padres. Es importante que los padres estén al tanto de la situación del niño, para trabajar también la disfonía desde casa y que pidan ayuda profesional.
Conclusión
En resumidas cuentas, como siempre decimos, cada caso de disfonía es único, y requiere un enfoque de tratamiento individualizado.
En el caso de la disfonía infantil, el trabajo en conjunto de profesores, padres y logopedas, puede ayudar a que el menor reciba el apoyo adecuado en el ambiente escolar y así mejorar también su bienestar emocional.
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