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Hambre emocional. ¿Tienes hambre o ansiedad por la comida?

Publicado: 18 feb 2021
Hambre emocional. ¿Tienes hambre o ansiedad por la comida?

Son muchas veces a lo largo de nuestra vida, las que decidimos dejar atrás esos kilos de más que nos molestan o no nos hacen sentirnos bien con nosotros mismos. "Es el momento de hacer dieta", pensamos. Pero cuidado.

Si a la llegada de la "estricta dieta", le sumamos días largos llenos de estrés, miles de objetivos que nos rondan la cabeza o algún problema que nos afecte lo más mínimo, puede que aparezca un fuerte y repentino apetito, que haga que ingiramos más alimentos de los necesarios en nuestro día a día.

Son muchas las personas que buscan refugio en la comida cuando les pasa algo similar, pero esto no es ninguna solución. Al contrario, puede ser perjudicial. Por eso, es necesario sentarnos, respirar y preguntarnos: ¿tengo realmente hambre o se trata de ansiedad? Hoy te hablamos sobre la llamada hambre emocional.  

Identifica si tienes hambre o ansiedad por la comida

Si te estás sintiendo identificado, relaxEs importante aprender a identificar las señales que nuestro cuerpo nos manda y saber cuándo tenemos hambre, y realmente nuestro cuerpo necesita comer, o cuándo se trata de ansiedad.

El hambre y los estados de ánimo pueden hacer que entremos en un círculo vicioso.

Antes de nada, deberíamos saber qué nos puede estar causando ansiedad. En este paso, es importante que acudamos a un psicólogo especialista, que es quien mejor nos va a ayudar. Los problemas de ansiedad son unos de los principales motivos de consulta en las clínicas de psicología.

No obstante, hay síntomas que te pueden ayudar a identificar ese sentimiento de descontrol en tu alimentación.

¿Cuántas veces has acabado de comer y te sigues sintiendo con el estómago vacío? ¿O te has sentido aburrido y has atacado la nevera hasta arrasar con ella entera? Este apetito voraz denota que, puedes sufrir ansiedad, y que tienes un hambre, que los psicólogos han denominado, "emocional".
 

¿Qué es el hambre emocional?

El hambre emocional es aquella que tiene que ver más con nuestras emociones, que con el estómago.

Como hemos dicho antes, el hambre (provocada por una dieta estricta) y los estados de ánimo (como por ejemplo la tristeza proveniente de una baja autoestima), puede hacer que entremos en un círculo del que cuesta mucho salir. En este momento,  pasamos a comer, no por tener hambre, sino para saciar nuestras emociones. Esto es lo que se llama hambre emocional. 

Esto se debe a que, la ingesta de alimentos hace que liberemos neurotransmisores como la dopamina, la llamada hormona de la felicidad, que nos hacen sentir bien.  En el momento en el que estamos comiendo, sin control, tenemos una sensación inmediata de bienestar que ayuda a disminuir la angustia que provoca la ansiedad. Aunque, en muchos casos, esta sensación rápidamente se transforma en un sentimiento de culpabilidad.

Cuando pasas por un bache emocional, la comida se puede convertir en tu vía de escape por su efecto inmediato de bienestar

Si esto ocurre en ocasiones puntuales, no te alarmes. Hay días que son tan estresantes o angustiosos, que nos gusta darnos un capricho que nos hace sentir mejor. 

El problema llega cuando el hambre emocional se convierte en un hábito que no puedes controlar. Los alimentos a los que atacamos en estos momentos de ansiedad suelen estar llenos de azúcares y grasas. Alimentos poco saludables que, con el tiempo, pueden provocarnos problemas de peso y bienestar, que pueden acabar desembocando en otros trastornos alimenticios.

También es importante distinguir entre un atracón y un antojo. No es lo mismo que te apetezca algo dulce y ya está, a que te comas 1 trozo de tarta, un paquete de galletas y media tableta de chocolate, sin control y sin disfrutar realmente de este capricho. Cuando sacias tu antojo o tu apetito, no tienes sentimientos negativos tras la ingesta de este.  

4 características del hambre emocional

  • Necesidad de comer sin hambre real. Crees que tienes hambre, pero en realidad no es así porque has hecho una comida muy completa hace 1 hora. Nunca te parece suficiente.
  • Comer de forma impulsiva. Ingieres grandes cantidades de comida de forma urgente, descontrolada y rápida. A veces incluso comes sin pensar en nada.
  • Sentimiento de culpa. Aunque en el momento que estas comiendo te sientas bien, seguidamente sientes culpa porque estás incluso peor de lo que estabas antes. No has resuelto tu problema real.
  • Comer para estar mejor. Crees que comes para solucionar tus problemas. Intentas calmarte comiendo pero, finalmente, ni lo disfrutas ni te relajas.

  Tips para combatir el hambre emocional    

Tips para controlar el hambre emocional

Lo más importante, si notas que no puedes controlar tus impulsos y te invade el sentimiento de culpa y tristeza durante la mayor parte del día, es acudas a un especialista en este tipo de trastornos. No obstante, desde Edeca te damos una serie de consejos o pautas que pueden a controlar este hambre emocional.

  • Evita las dietas estrictas y come saludable. Huye de las dietas que sólo incluyan filetitos a la plancha, lechuga y pescado. ¡Error! La alimentación es muy importante. Lo ideal es que te elabores tu propio menú semanal que te obligue a no improvisar y picar entre horas. Llena tu menú de recetas saludables, que te aporten todos los nutrientes necesarios y que te sacien. Huye de los alimentos ultra procesados, llenos de azúcares, que son los que crean esa adicción a la comida.
  • Bebe mucha agua. A veces confundimos el hambre con la sed, por lo que mantenerse hidratado es también una manera de controlar ese apetito repentino. Beber agua ayuda a disminuir temporalmente la intensa sensación de hambre por ansiedad. ¡Lleva una botella siempre contigo!
  • Haz deporte. El ejercicio físico nos ayuda a mantener a aumentar los niveles de dopamina (sí, la hormona de la felicidad que también liberamos cuando comemos), y también relaja la tensión acumulada. Esto hace del deporte un gran aliado a la hora de disminuir los niveles de ansiedad. Esto nos mantendrá ocupados y además notaremos mejoras en nuestro cuerpo.
  • Duerme lo suficiente. El descanso es muy importante. No dormir las suficientes horas de sueño también tiene un efecto directo sobre nuestro organismo y nuestras ganas de comer. Si a esto le sumamos la ansiedad, la cual se potencia por la falta de sueño, entraremos en un bucle hambre-ansiedad-sueño que no podremos controlar.
  • Invierte tiempo en alguna actividad que te guste. Sí, busca un hobbie. Mantener la mente ocupada haciendo algo que te guste te ayudará a controlar esa ansiedad y a pensar en otras cosas que no sean comida y más comida. Desviar la atención con actividades como la lectura o simplemente hablar con alguien pueden sernos de gran ayuda.
  • 10 minutos de meditación al día. Practicar técnicas de relajación como la meditación nos ayuda a relajarnos cuando estamos ansiosos. Aprender a controlar la respiración y la tensión que tiene nuestro cuerpo nos ayudará mucho a desechar ese deseo incontrolable de comer. Conócete a ti mismo y podrás identificar mejor qué puede estar fallando. Una buena gestión emocional disminuirá nuestros niveles de angustia.

 

Busca ayuda profesional

Si llegas a la conclusión de que las sensaciones de hambre que tienes no son físicas, sino emocionales, y que es la ansiedad la que hace que arrasemos con todo lo que hay en la nevera, es que tienes una mala relación con la comida.

En este momento, te recomendamos que busques ayuda profesional en psicología, que nos ayude a controlar esa ansiedad que podría desembocar en otros trastornos de la conducta alimentaria o depresión. Y tranquilo. No te agobies. A veces los cambios no son fáciles, pero tampoco imposibles. Lo importante es la actitud ante ese cambio.

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