La Mediación Escolar en casos de Bullying
Septiembre es un mes importante para los escolares que empiezan un nuevo curso, un mes de cambios, un mes de inicios y un mes de conocer gente nueva.
Sin embargo, en algunos casos puede ser una pesadilla, pues supone la vuelta a un escenario en el que se han sufrido situaciones nada agradables, es lo que les sucede a aquellos menores que han padecido algún tipo de acoso escolar, para lo que las vuelta al cole les produce auténtico temor.
En los últimos años hemos podido ver un aumento en el número de casos de bullying en la comunidad educativa, lo que nos hace plantearnos qué medidas se deben adoptar para que en nuestros centros educativos dejen de ocurrir este tipo de episodios.
¿Qué es el Bullying?
Pero, ¿qué entendemos por bullying o acoso escolar? El bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico, que se produce de forma deliberada y continuada entre estudiantes, independientemente de su edad. Se estima que entre un 15% y un 50% de ellos niños y adolescentes pueden haber sido víctimas de acoso escolar en algún momento.
¿Podríamos usar la mediación en casos de bullying?
La mediación escolar es una estrategia de resolución pacífica común que se emplea en los centros escolares para hacer frente a los conflictos que surgen diariamente entre los alumnos, a través de ella se pretende dotar a los niños de habilidades en resolución de conflictos.
No obstante, y a pesar de los efectos positivos que la implantación de programas de mediación tiene para la escuela, debemos preguntarnos si ésta sería idónea cuando hablamos de acoso, ya que existe un importante dilema entre los profesionales de la mediación en cuanto a su aplicación en casos de violencia.
Se entiende la mediación como una estrategia en la que ambas partes deben sentirse en igualdad de condiciones, en casos de violencia se sobreentiende que el agresor va a sentirse superior, mientras que la víctima va a sentirse inferior, haciendo que ésta se sienta aún peor al tener que enfrentarlo. Aquí reside el principal problema en este tipo de casos, es muy difícil conseguir un equilibrio entre los sentimientos de las partes.
Además, no nos enfrentamos a un conflicto en sí, ya que la intimidación y el acoso son una forma de victimización, por lo que intentar abordarlo a través de la mediación puede transmitir un mensaje erróneo a ambas partes.
La propia naturaleza de la mediación implica el establecimiento de puentes de comunicación para resolver una situación conflictiva, y mediante su uso se correría el riesgo de que la víctima entienda que ambos (agresor y víctima) tienen parte de razón y parte de culpa, y que los dos tienen que trabajar para solucionar el problema, cuando el mensaje real que tiene que recibir es que en ningún caso merece ser intimidado y que se hará todo posible para detener el acoso.
Por otro lado, el mensaje contundente que tiene que recibir el agresor es que su comportamiento es intolerable y debe de interrumpirlo.
¿Qué soluciones podemos darle?
Sin embargo, y desde un enfoque preventivo, podemos decir que, a través de la mediación escolar, la resolución de conflictos se convierte en una oportunidad de aprendizaje, ya que el alumnado entrenado adquiere habilidades y experiencia para reconocer situaciones de gravedad que requieren la intervención de un adulto.
Los alumnos mediadores adquieren conocimientos de su formación y la posterior aplicación de las habilidades que han adquirido, y los alumnos que participan en el proceso de mediación, aprenden a cómo resolver los conflictos de forma pacífica para mejorar el clima escolar.
Todo ello hace que, si se dan casos de acoso escolar en un centro, éstos sean más fácilmente detectables y no se produzca el fenómeno de los espectadores o testigos pasivos ante el bullying, ya que el alumnado cuenta con más herramientas para poder denunciar y hacer frente a este tipo de situaciones.
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